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'Palma de Aceite y Africana ', el cultivo bondadoso de los campesinos


En el Magdalena, especialmente Aracataca se destaca 'La Palma de Aceite' como el cultivo bondadoso de los campesinos, que les ha permitido transformar su calidad de vida y convertirse en empresarios del campo.


Foto: cortesía Ingeniero Rafael.


El cataquero Rafael Eduardo Martinez Caviedes, un ingeniero agronomo de la Universidad del Magdalena, resalta la resilencia del pueblo para reponerse de épocas violentas y de difícil sostenimiento. Quienes encontraron en el sector palmicultor del Magdalena nuevas oportunidades de vida.


Rafael, hijo de padres campesinos y criado en el campo destaca con emoción la evolución del departamento, en especial de su municipio Aracataca, recordando la tierra fértil productora de alimentos como el arroz y banano. Que en medio de la coyuntura política y de violencia, encontraron en la Palma de Aceite y Africana, la alianza perfecta del campesinado.


Foto: Cortesía Ingeniero Rafael.


Los cultivos semestrales no ofrecían sustento estable para las familias campesinas, por lo que, buscaban algo "que realmente les garantizara un sustento para ellos y hasta ese momento con cultivos semestrales como el arroz no lo habían podido lograr. La palma si les permitió a pequeños productores desarrollarse en un cultivo comercial e industrial, logrando así tener un sustento seguro, ya que, este precio de la Palma es regulado por el gobierno.", comentó Rafael.


Las alianzas entre plantas extractoras y campesinos, fueron importantes para la evolución del municipio, debido a que las empresas de plantas funcionaban como financiadoras para el cultivo de los campesinos, a quienes también se les brindaba la oportunidad de ser accionistas de la empresa.


"Las empresas grandes sirvieron de aval para generar créditos a los campesinos, y ellos pudieran sembrar palmas en sus predios. Así logramos un poco más de 1.000 hectáreas en alianzas, que gracias a esta actividad muchos trabajadores del campo cambiaron su calidad de vida", añadió Martínez.


"Una de las empresas para la que yo laboro que es Palmaceite S.A, aquí en Aracataca - Zona Norte del Magdalena, les permitió a los pequeños productores convertirse en accionistas de la planta extractora. Llegamos a tener cerca de185 socios en esta empresa, que desafortunadamente en el 2012 con el Fenómeno de la Niña, se radicó la enfermedad de pudrición de Cogollo, principal limitante de la Palma Africana y hemos perdido muchas hectáreas de cultivo. Estamos trabajando para que en los próximos años se puedan seguir incorporando socios", resaltó Rafael.

Desde Palmaceite S.A y Aceites S.A, trabajan en la siembra del material híbrido que es resistente a la enfermedad de pudrición de Cogollo. Con el fin de continuar siendo un apoyo a los campesinos y puedan reactivar su actividad.


La Palma de Aceite y Africana, les permitió a los cataqueros menos riesgos en épocas violentas, ya que no eran cultivos tradicionales, ni ganados que pudieran significar un lucro para los paramilitares y guerrilleros.


"Les permitió a los campesinos continuar con sus actividades de cultivos sin exponerse tanto, ya que era un cultivo el cual no se podían robar", precisó el ingeniero Rafael.

Sus vivencias en la agroindustria, lo tienen laborando en su pueblo natal, trabajando en pro de su comunidad y para que las nuevas generaciones campesinas puedan a continuar con el legado de Alianza, es decir, incentivar a seguir visionandose como empresarios.


"Tenemos que hacer que el campesino se haga aliado del industrial, porque el uno depende del otro. y trabajando en sinergia se logra tener una estabilidad para ambos", resaltó Rafael.

Cambiar el chip en el país que tienen a los campesinos produciendo poco en sus cultivos, y ese es creer que el grande productor es un enemigo y competencia para ellos.

"Hay ciertos grupos en el país que han pretendido hacerle creer a la población que el productor grande e industrial es enemigo del que no lo es, muchos campesinos lo creen así. Nosotros aquí le hacemos ver qué no es así, sino, una forma de garantizarle más estabilidad y seguridad. Debido a que, el pequeño productor no va a salir a vender a toneladas solo, mientras que el productor industrial le va a comprar lo que produce, le garantiza precio y transforma el producto. Le da valor agregado y parte de estas ganancias también serán para el productor", comentó Rafael.

Finalmente, Rafael destaca la industria palmicultora como una de las más fructiferas, que brinda a la comunidad empleo formal y bien remunerado.


"He visto el avance de muchos trabajadores, que llegan con las condiciones de vida mínimas, sin casas y con dificultades en el sustento de sus familias pero en 2 - 5 años se ve el avance, compran casas, tienen acceso a otros servicios y oportunidades. Sin duda la calidad de vida les cambia", aseguró el ingeniero Rafael Martínez.

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