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Un viaje por el imaginario Caribe a través de la obra de arte ‘Se va el caimán’ de Alejandro Obregón

Cuenta la leyenda que un hombre en sus afanes de querer espiar a las mujeres al bañarse en la orilla del rio Magdalena, y no ser descubierto, decidió emprender un viaje hasta la Alta Guajira y consultar a un brujo; él, como solución le dio dos pociones, la primera que lo convertía en caimán y la segunda que lo cambiaba de nuevo a ser humano; pero un día, al intentar hacerlo solo unas cuantas gotas que lo llevaban de nuevo a su estado normal le cayeron en la cabeza y de ahí, más nunca pudo ser el hombre que era.



Con el pasar de los años, muchos lo imaginaban con las patas traseras cortas y precedidas de una cola larga de textura rocosa, con pecho y brazos de un hombre; pero a la mirada del maestro Alejandro Obregón, en su obra ‘Se va el caimán’ es todo lo contrario. Una figura antropomorfa que tiene, bajo la técnica guiada por el surrealismo, a tres personajes: el hombre caimán que en lugar de tener la cola del animal, tiene la cabeza, y a dos mujeres que, huyendo de él, se van convirtiendo en ese algo de la misma especie; o eso es lo que logro entender de la obra que por estos días está exhibida en el Banco de la República de Barranquilla, en la carrera 46 # 45 – 39.

“Si miras bien, es también una mujer que tiene algo de anfibia, que tú dices ‘bueno, tan femenina o tan mujer no es’ puede que también este transformada y le haya caído un poco de la pócima que le cayó al caimán, porque mira –señala- también está negra en la parte del pecho y los brazos, como lo está el hombre caimán”, explica Katherine Castillo, jefe cultural del Banco de la República en Barranquilla.


“Todos los días el Caimán me habla” Katherine Castillo

“Ya voy a cumplir 11 años trabajando en el Banco y la veo casi todos los días y todos esos días le voy encontrando algo nuevo” asegura Katherine a RegionCaribe.org, mientras observa fijamente la obra de arte. Mientras descifra otro detalle, nos toca esperar a que el caimán no hable para entender qué significa la mancha negra en la parte superior de la pintura o qué tipo de especie son los pájaros que vuelan a su paso.


“En una de las flores que están abajo veo a la muerte del Carnaval, si ves aquí, este es el gancho”, explica Katherine, mientras dibuja en el aire la que sería la muerte escondida en el matorral.

Y es que encontramos el Caribe, su fauna y flora al ver como el maestro Alejandro obregón enlazó la leyenda del hombre caimán.


“Podemos ver que hay tres fragmentos, en la parte de arriba los colores que son más relevantes. El color rojo es asociado al atardecer Caribe, en el medio los que más predominan son los colores fríos, ya abajo tenemos los colores cálidos”, explica Katherine Castillo.


“Por el color en sí mismo, por el disparate lírico de sus formas en sí mismas: por eso es el primer pintor contemporáneo de Colombia. Su comprensión de la pintura como un “acto gratuito” que sólo suscita placeres estéticos, sigue siendo hoy tan importante como hace diez años... ese es el gran descubrimiento del arte del siglo XX.” Explicó Marta Traba, quien fue la mejor crítica de su obra.
Imagen de archivo / Banco de la República Barranquilla

Alejandro, nacido en Barcelona- España en 1920 y fallecido en Cartagena- Colombia en 1992, siempre estuvo vinculado al Caribe colombiano, tanto que sus obras representaban entre pinceladas el imaginario colectivo de un caribe pensante bajo el lenguaje internacional, “Obregón insistía en la idea de que la realidad había que volverla pintura, pero no como una copia fácil sino absorbiéndola y volcándola después en la obra”, explicó el crítico e historiador Álvaro Medina.


Un ejemplo de ello es, ‘Se va el caimán’ una obra que fue elaborada en una pieza única de tela de algodón de 14 m. x 8 m., hecho con pintura acrílica, tensado en un bastidor de madera y aluminio, por lo que más que a un telón teatral regular es más semejante a una pintura de grandes dimensiones.


Restauración de la obra de arte



En el 2018, la obra fue intervenida por el maestro Rafael Vallín, quien falleció poco después de su intervención. Él limpió la obra y le cambió el bastidor por un material menos rígido.


“Recuperamos la obra, se salvó la integridad total de la pintura. Pese a los rumores que decían que había sido repintada, barnizada, dañada, puedo afirmar que la obra nunca fue repintada, el barniz no existe y estamos ante el 99.9 % de como Obregón la realizó”, explicó Vallín.

La obra está disponible al público todos los jueves, solo debe agendar su cita en el correo aportoma@banrep.org.coen los horarios de las 9:00 am, 10:00 am o 11:00 am “Es totalmente gratis y solo pueden asistir grupo de 7 personas, por cuestiones de la pandemia” explicó Katherine.


Para conocer la agenda cultural del Banco de la República puedes ingresar Banrepcultural.org/Barranquilla


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