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Un barranquillero que transforma vidas a través de la música

La historia de un hombre que dedica cada domingo de su tiempo libre para enseñar clases de música a 40 niños en estado de vulnerabilidad en Soledad, Atlántico.


Un barranquillero que transforma vidas a través de la música
Holman en el patio de la casa de sus padres, enseñando música a un grupo de niños

Holman Hernández trabaja como auxiliar de servicio farmacéutico en Barranquilla, vive en el centro de la ciudad y es de esas personas que dedica su tiempo libre para compartirlo con mensajes de enseñanza y esperanza a grupo de 40 niños que muchas veces no tienen para comer tres veces al día.


Este hombre prefiere quedarse sin ningún recurso económico en su bolsillo con el fin de ver a los niños de bajos recursos con una sonrisa en sus rostros, pero sobre todo, quiere verlos caminar por el camino de lo correcto y que encuentren en los estudios una salida a la pobreza.

Hernández, quien trabaja en el campo de la salud, dedica cada domingo de su tiempo libre para enseñar clases de música a niños en estado de vulnerabilidad, que viven en un sector apartado del municipio de Soledad, cercano al aeropuerto Ernesto Cortissoz, conocido como Viña del rey. Mientras los niños ven a diario los aviones despegar y volar por los aires, ellos esperan que sus sueños no se vayan volando y que algún día se hagan realidad. Por esta razón, Holman aprovecha cada momento para entregarles consejos y busca por medio de la música que ellos logren conectarse para encontrar un instrumento que los apasione.

Esta labor de Holman inició algunos años atrás cuando él trabajaba en una compraventa y recibió empeñado un piano, este instrumento musical nunca fue retirado por el dueño. En vista de que el piano no era comprado por nadie, él lo adquirió y le pidió a su jefe que se lo descontara mensualmente de su salario.

 

Lo curioso de todo es que Holman no es músico ni mucho menos, pero por medio de la plataforma de YouTube aprendió la escala musical de las melodías y con el conocimiento que adquirió fue enseñándole a niños de los siete a catorce años ritmos para edificar sus vidas en una iglesia, donde se reúnen cada domingo para compartir sus experiencias.


"La música es una muy buena herramienta para desconectarlos de sus problemas, del entorno en el que están y darles una gotita de alegría", expresa muy entusiasta.

Un barranquillero que transforma vidas a través de la música
Niños ensayando en la iglesia.

Para movilizarse a este barrio de complicado acceso, Holman se moviliza en Chevrolet Spark color esperanza, esa misma esperanza que tienen los niños en salir adelante y de poder cumplir sus sueños.

 

“Cada domingo salgo a las ocho de la mañana a recoger al profesor del bajo (instrumento musical) y después hacemos el recorrido para llegar a la casa de mis papás porque es ahí donde realizamos todas las clases con los niños”, dice con tono de alegría el señor Hernández.

 

Es una casa sencilla, pero acogedora en la que los estudiantes se dividen por segmentos: en la terraza se enseñan las clases de bajo, en la sala se encuentran los chicos que aprenden las melodías del piano y la batería, mientras que en el patio hace sus ensayos Adrián, un niño de solo diez años, que ya domina casi que a la perfección el saxofón.

 

Cuando todos los niños se reúnen en esta pequeña casa, se vive un ambiente de alegría. Se olvidan de los problemas que hay en sus casas y pasan uno de los momentos más bellos de la semana.


Un barranquillero que transforma vidas a través de la música
Niños recibiendo sus meriendas tras una jornada de ensayos.


Aprovechando que su padre es pastor de una iglesia cristiana, Holman ha motivado a los niños a aprenderse las canciones que hablen de Dios y poco a poco los ha ido uniendo para que hagan parte de la banda musical que entona los coros celestiales todos los domingos.

 

El deseo de este hombre altruista es ver en algún escenario del país a estos pequeños niños, y que por ningún motivo se desvíen en el camino que los rodea, donde hay un panorama de drogas y delincuencia.


Cada fin de semana invita a un profesional de cualquier profesión para que entregue un mensaje de motivación a los niños. Esta invitación la hace con el propósito de motivar a los niños para que no abandonen sus sueños y que luchen por lo que quieren ser en la vida.


“He invitado a un amigo abogado, luego tuvimos a una psicóloga y después invité a un amigo que es periodista para que les contaran parte de su éxito profesional y todo esto lo he hecho para que los jóvenes se motiven y vean que en la calle no encontrarán nada bueno. Todos estos ejercicios han sido enriquecedores porque ya he visto a muchos niños con otra mentalidad”, destaca Hernández.

Gracias a toda la labor que ha venido realizando con los menores en los últimos tres años, en este 2024, Holman encontró el apoyo en la Fundación Folclor Estéreo que donó varios instrumentos musicales, uniformes y un profesor para que la labor que realiza este hombre apasionado por ayudar a los demás siga su camino.




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