Autor: Sonia Rocío Cañón R.

Siempre hay encuentros y desencuentros frente al tema de las fecha “especiales”. En lo personal, a mí me gustan. Considero que son una oportunidad para reflexionar en medio de los avatares del día a día. Son fechas que nos permiten visibilizar posturas, refrescar intenciones y reconocer personas e ideas importantes para nosotros.
Hoy le tocó el turno al Día Internacional de la Mujer. Una conmemoración que históricamente nos significa logros conseguidos con luchas, sacrificios de la vida misma, lágrimas y sonrisas cómplices, que finalmente nos permiten hoy, desde la comodidad de nuestros lugares de vida sentir que tenemos un lugar, una vida para compartir con nuestros congéneres, los hombres.
Por supuesto la lucha no terminó con la huelga de las obreras textileras de la fábrica Cotón de Nueva York, el 8 de marzo de l857; o en l909 cuando una heroica manifestación de mujeres en Londres solicitó al parlamento el reconocimiento del derecho político del sufragio, o con la firma de Colombia a la convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer el l9 de diciembre de l979 en la Asamblea general de las Naciones Unidas.
No. La lucha no termina allí, ni con los innumerables logros que las mujeres y hombres comprometidos con la construcción de una sociedad justa y sana han conseguido a nivel mundial y local.
La tarea hoy, de hombres y mujeres es lograr la coherencia entre las normatividad, y los discursos políticos; entre los discursos y las prácticas sociales; entre las prácticas sociales y la convivencia en los escenarios laborales, ciudadanos y familiares.
Hoy las mujeres queremos solidaridad, respeto, igualdad. No de un día, o un rato. No cuando tengan tiempo o disposición. Queremos que estos sustantivos se conviertan en estilos de vida. Que ni hombres, ni mujeres pensemos que tenemos derecho a abanderarlos dependiendo de la moda, el momento, o la red social que estemos usando.
Hoy las mujeres queremos conmemorar este día al lado de hijos, esposos, amigos comprometidos desde lo cotidiano, desde lo “pequeño”. Queremos compartirlo con jefes, compañeros de trabajo capaces de reconocernos como sus pares, capaces de entendernos como parte del equipo.
Hagamos de este y del resto de días que nos quedan por compartir un Feliz día Internacional de la Mujer, porque cuando esto ocurra, podremos festejar La Feliz vida del género humano
Excelente, digno de compartir y admirar.