Los casos de quemaduras con pólvora son unos de las situaciones graves que suelen verse en fiestas decembrinas, desde RegionCaribe.org consultamos a un a psicologa sobre los efectos que puede tener un niño quemaduras de este tipo.

En fiestas de fin de año la pólvora es una de los hábitos recurrentes en las reuniones familiares, con la primera celebración decembrina que fue el 7 de diciembre, se reportaron en un total 8 niños quemados con este elemento en la región Caribe, según el último reporte del Instituto Nacional de Salud (INS).
A pesar de los llamados de atención de las autoridades y diferentes entidades, esta tradición lleva más de 20 años en las familias colombianas llegando a afectar con quemaduras y pérdidas de miembros como los dedos en adultos y niños, por eso desde RegionCaribe.org le preguntamos a una psicóloga clínica cuales son los efectos que puede llegar a tener un niño que ha sufrido de este caso.
Según la psicóloga y docente de la Universidad de la Costa, Claudia Iderraga una de las afectaciones que se puede dar en el menor es el concepto de identidad corporal llegando a reflejarse en la relación con otras personas.
“Esta quemadura genera una lesión en el cuerpo y por ende se afecta como tal la construcción y su concepto del cuerpo o se afecta su identidad corporal. En ese sentido vamos a encontrar por ejemplo que mucho de los niños que experimentan quemaduras producen una afectación en su autoestima, en su autoconcepto, en cómo se proyectan ante los demás y muchas veces pueden aparecer sentimientos de inferioridad” afirma la experta.
Son diferentes las razones por las cuales un niño puede llegar a tener un accidente con pólvora, ya sea por negligencia de los padres, descuido o entretenimiento de los adultos para esta fecha, en cualquier caso la el desarrollo normal del niño se verá afectado por un accidente de quemadura y la reacción de la familia frente al acto también influenciará en los efectos psicológicos del menor.
“Cuando el niño se quema, en ocasiones el padre está mucho más inmerso en la culpa que siente más que poder responder esa necesidad que el niño tiene y no encuentra un adulto tranquilo que reciba esta emoción” agregando que “muchas veces también puede sentirse culpable por el malestar que observa en el padre, llegando a sentir que él ocasiona ese dolor o es culpa que el padre está sintiendo”
Aunque siempre significa una experiencia traumática para el menor la manera como se recupere de la experiencia también dependerá de la personalidad y su capacidad de “resiliencia” la cual según la psicóloga es la forma y rapidez de afrontar o superar un problema.
“Hay niños que frente a las situaciones traumáticas desarrollan una capacidad de afrontamiento y logran sobreponerse de una forma mucha fácil y rápida que otros niños”
En el caso de los adultos, Claudia afirma que aunque se conozcan las consecuencias del uso de este químico para la entretención, las personas experimentan lo que se llama la “fantasía de vulnerabilidad” y una tentación a los actos de autodestrucción.
“En ocasiones sentimos esa fantasía de invulnerabilidad, es decir le paso a otro no me va a pasar a mi. Yo creo que en momentos todavía juega mucho sentido experimentar que yo puedo controlar ciertas situaciones”
Agregando que muchos de nuestros comportamientos parece que nos inclina hasta la autodestrucción, sintiendo una atracción por lo que genera riesgo en nuestra vida.
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