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Los Libros No Quieren Morir

Con la llegada de Cristóbal Colon a América el mundo junto a sus conocimientos y descubrimientos, arribaron al nuevo continente, siendo las embarcaciones los principales (sino los únicos) medios de transporteintercontinentales de la época, en los cuales llegaban cientos de nuevas herramientas u objetos, y posiblemente dentro de grandes sacos o bajo el brazo de los pensadores o investigadores que pisaban el territorio americano, los llamados y amados libros.


Redacción: Santiago Solórzano

 

 Montones de  hojas de papel amontonadas una sobre otra cuyo principal objetivo es conservar entre ellas cualquier información que quiera ser compartida, ya sea con fines de entretenimiento o fines de educación e investigación. No fue hasta doscientos años después que México y ciento cincuenta años después que Perú, cuando Colombia pudo conocer lo que es poder desarrollar de forma autónoma su propia imprenta.

 

Para nadie es un secreto que con la llegada de las herramientas tecnológicas, como computadores, celulares entre otros, los libros impresos han empezado a perder protagonismo en el mercado, siendo esto una afectación notable, tanto en la baja venta de libros en la actualidad, como la baja afluencia de personas que asisten a lugares como las bibliotecas. Colombia, a pesar de ser un país cargado con historia en el mundo de la literatura, lastimosamente, no ha sido la excepción en estas cifras, las cuales dan por hecho que los libros, están en vía de extinción 

 

A pesar de eventos poco agradables como la pandemia, entidades representativas, tal cual lo es la Cámara Colombiana del libro, llegaron a creer que esta situación acercaría más a los colombianos con los libros, pero por el contrario, la venta de libros cayó por debajo de las cifras alcanzadas en el año anterior, siendo este un golpe inesperado para los vendedores de libros.


En Barranquilla Lugares como la Casa Vargas, sede actual de diversos vendedores de libros luego de la recuperación y reubicación urbana en las zonas aledañas a la iglesia San Nicolás, en el centro de la ciudad, personas como Dayro Arteta expresidente de la asociación de libreros de ese lugar, da testimonio que el en carne propia como vendedor de libros ha tenido que sobrevivir.

El hace mención que vender libros no da más que para ganarse el día a día, razón por la cual a pesar de llevar 40 años dedicado a la venta de libros es una profesión o labor que no recomendaría actualmente, viéndose esto reflejado que a pesar de tener hijos a ninguno lo inculco a continuar con la profesión de librero, tal así que da por sentado que al llegar su hora de partir de este mundo terrenal, su negocio junto a sus libros también llegarían a su final.


Es algo triste ver cómo está la situación actual de las personas que vive de la venta de los libros físicos, pero por otro lado, también es triste ver como esta grave situación ha llegado a ser tal, que entre los mismos vendedores de libros se han empezado a generar conflictos. Es tan alta la gravedad de estos hechos que hasta algunos de estos vendedores han llegado a ser amenazados de muerte, En caso de Dayro Arteta, su miedo por recibir amenazas como estas fueron las que lo llevaron a tomar la decisión de retirarse de la labor como presidente de la asociación, dando a entender que el mercado de venta de libros también está plagado de gente que busca hacer mucho daño.

Actualmente con la situación conflictiva que vivimos a nivel global, la poca materia prima para la producción de libros, que es traída por medio de las importaciones, dificulta mucho el mercado literario colombiano, Las editoriales nacionales han sido golpeadas fuertemente por los altos precios causados por esta grave situación, que incluyen los aranceles para poder traer del exteriortanto libros como insumos para la producción de literatura en físico. Aunque el país cuenta con editoriales que tienen una buena suma de recursos, como la editorial Planeta o Panamericana, también existen editoriales independientes, tales como Babel Libros, Tragaluz editoriales, CataPlum libros, entre otras, que no cuentas con una gran suma de recursos para majnejar sin problemas este tipo de situaciones, siendo este tipo de editoriales bastante afectadas, ya que no cuentan con la misma suerte para sostener la producción de libros, motivo que ha llevado a que este tipo de editoriales tengan que bajar la producción e importación de libros, lo cual ha generado un aumento tanto en sus valores de compra como de venta, resultado que ha traído grandes perjuicios para ellos. 

 

Alba lucia Silva, librera representante de Babel Libros, comenta que esta situación lleva a que la venta de libros sea más por el amor a los libros que con fines de lucro, debido a lo poco rentable que está siendo tanto la venta como la producción de estos, teniendo en cuenta que debido al aumento de precios en diversos sectores de la economía se ha afectado de forma directa al comercio de libros, situación por la cual ella hace mención que los conocidos libros digitales, han podido ganar un espacio sin precedentes entre los lectores, por su bajo valor en muchos casos y por su practicidad, aunque para ella, un verdadero amante de los libros no cambiaría por nada la sensación de tocar un libro, rozar con los dedos las paginas para pasar de una a otra, y no lo menos importante su fragancia, que para ella y para muchos lectores, es algo único y completamente grato.

 

La imprenta y venta de libros no es lo único que está afectando actualmente el mundo de las letras, también el pobre contenido de muchos libros en la actualidad, contenido que lleva a preocuparse sobre las ideas que en un futuro no muy lejano se puedan llegar a generar, ideas que para Alba Lucia esperemos no lleguen a ser vacías. “Los libros actuales consumidos por el público más joven no llegan a sobre pasar lo genérico, y por más que se vea poco prometedor el futuro tanto del libro como de su contenido, lo último que se puede perder es la esperanza, ya que entre la multitud hay mentes que llegan a ser luz”.

 

Muchos pueden llegar a pensar que esa luz en la literatura Colombiana, se pudo llegar a ir con escritores como Gabriel García Márquez, Jorge Isaacs, Rafael Pombo, entre otros, pero escritores de bajo perfil como Rafael Guerra Solórzano que lleva sobre sus hombros haber escrito más de 5 libros, hoy en día menciona que lo único que le queda para sobrevivir de escribir libros es un milagro, ya que considera que las entidades culturales que tanto mencionan que hacen, hoy en día la verdad brillan por su ausencia, fomentar el arte sin apoyar el arte para Rafael, son solo disparates.  

 

No podemos ignorar el hecho que en el mundo de los libros los únicos que se han visto afectados no solo han sido los vendedores, sus editores o escritores, sino también lugares como las Bibliotecas, en las cuales se puede disfrutar de este arte literario que está pasando por una situación poco alentadora. Teniendo en cuentas cifras, como las brindadas por la Biblioteca nacional, Junto al Dane y su encuesta nacional de Lectura, hacen mención que durante el año 2017 aproximadamente doce millones de personas visitaron la red de bibliotecas públicas nacionales, siendo esta estadística algo sorprendente para muchas personas, que consideraban que las bibliotecas a nivel nacional durante esta época de la ‘cibercultura’, difícilmente llegaran tener ese número de visitantes.

 

A pesar de tener estas prometedoras cifras, no se asemejan a las obtenidas durante el año 2013, en las cuales el promedio en Colombia de visitas a las Bibliotecas era aproximadamente de 23 millones de personas, cifras que actualmente la Cámara Colombiana del libro, relaciona directamente a la cantidad de libros leídos en promedio por un colombiano que anteriormente llegaban a ser de hasta 4,3 libros anuales, hoy en día esta cirfa roza cerca delos 2,7 libros leídos por un colombiano al año. 

En lugares como el Centro Cultural Comfamiliar en la ciudad de Barranquilla, que cuenta con su propia biblioteca, funcionarios como Viviana que ejerce su labor como Bibliotecaria en este lugar, hace referencia a que definitivamente las visitas a la biblioteca no han de ser tan frecuentes como anteriormente lo eran, posiblemente la pandemia claramente obligo al ser humano a hacer uso de la tecnología mucho más que antes, lo que pudo haber llevado a muchas personas a no recurrir estos lugares en busca de la información como anteriormente lo hacían.

 

Es precisamente en el valor histórico que tienen los escritos, ya sean libros, pergaminos, poemas; Que entidades tales como el Archivo General de la Nación, La Biblioteca Nacional y el banco de la Republica, que con la llegada de Luis Ángel Arango a la gerencia, empezó a trabajar en la preservación del registro cultural en Colombia, tales como son los museos y los escritos. Tal es la magnitud de la cantidad de escritos preservados, que han tenido que ser ampliadas en diversas ocasiones las instalaciones de estas entidades, que necesitan contar con mayor espacio para el cuidado de estos registros de gran valor para el país, como lo son las actas de independencia, escritos de grandes eruditos como José María Samper, Archivos que datan desde 1543, e incluso actualmente el Banco De la Republica conserva las ediciones Diarias de los periódicos más importantes de diferentes ciudades del país. Como es el caso de Barranquilla. Norbert Herrera, funcionario del Banco de la Republica, comenta que diariamente desde la capital del atlántico, es enviado al archivo principal de la biblioteca Luis Ángel Arango en Bogotá, una copia de la edición del periódico El Heraldo. 


El archivo General del departamento del Atlántico tienen la labor de realizar esta conservación de documentos que datan desde los años 1710 aproximadamente, entre los cuales se pueden encontrar archivos un tanto curiosos, como la patente de luces fluorescentes que quería tener un señor en su auto, hasta cosas algo tristes como panfletos referentes a la compra y venta de esclavos.

Por muy práctico o sencillo que llega ser tener a disposición diferentes escritos de forma electrónica, el valor histórico que convierte a diversos escritos o archivos nacionales en patrimonios, no tiene comparación entre lo tangible y lo digital. 

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