El exigente trabajo de las personas que se quedan al frente del cuidado de estos enfermos genera problemas físicos y mentales.
Por: Aldira Chamorro Ojeda
Quienes tienen la responsabilidad de cuidar a los enfermos, generalmente, se dedican tempo completo a velar por la recuperación y el bienestar de esa persona que está bajo su responsabilidad, olvidándose de la salud y el bienestar propio, al punto que en ocasiones ese cuidador pasa a ser una persona enferma.
Este tema ocupa un capítulo especial en el manual psiCOVIDa-10, elaborado de manera virtual por 10 psicólogas españolas, a propósito de la afectación mundial que ha ocasionado la pandemia del coronavirus.
En RegionCaribe.org compartimos con ustedes los interesantes planteamientos y recomendaciones que estas profesionales plasmaron en el documento.
Material para personas que cuidan de personas enfermas
(Tomado del manual psiCOVIDa-10)
Las personas que cuidan de personas enfermas viven con una alerta constante para salvaguardarlas. En estos momentos, esa alerta aumenta considerablemente, por lo que el nivel de ansiedad y estrés es probable que también aumente. Es muy importante, sentirnos fuertes para poder seguir atendiendo a las personas que están bajo nuestro cuidado, como hasta ahora.
Psicoeducación
La figura del cuidador es fundamental para la persona que está enferma. Ya que se convierte prácticamente en una expansión de sí mismo. El exigente trabajo de las personas que se quedan al frente del cuidado de estos enfermos genera problemas físicos y mentales.
El tiempo que dedican a estas personas es continuo y va aumentando a medida que avanza la enfermedad, asistiendo a los enfermos en actividades cotidianas como comer, vestirse, bañarse, usar el baño, el arreglo personal, ir de compras, preparar la comida, usar el transporte público o manejar las finanzas personales. A ello, hay que añadir que deben aportar cariño, afecto y comprensión de manera continua. Es decir, se trata de un trabajo sin descanso.
Qué consecuencias tiene para el cuidador a nivel mental
El papel del cuidador conlleva tareas que resultan agotadoras física y mentalmente, sobre todo a medida que avanza la enfermedad. La OMS habla de factores de estrés primario y secundario. En el primer grupo, están el tiempo dedicado al cuidado del enfermo, el alcance de la necesidad de atención y el abanico de síntomas que va desarrollando el enfermo y a los que debe hacer frente el cuidador; y en el segundo, las exigencias ajenas (trabajo, familia, hijos...).
Los cuidadores pueden llegar a desarrollar depresión y ansiedad. Es importante que el cuidador preste atención a posibles señales que indican que su papel le está pasando factura y que debe tomar medidas para frenar esa situación.
En situaciones comunes los cuidadores pueden padecer: alteración del sueño, pérdida de energía o agotamiento crónico, angustia, problemas de memoria o concentración, palpitaciones, temblor de manos o molestias digestivas, incremento o disminución del apetito, irascibilidad, cambios frecuentes de humor, abandono del cuidado personal o menor interés por actividades y personas por los que antes se interesaba.
Recomendaciones
En esta situación de cuarentena, los síntomas pueden elevarse y añadirse otros. Por lo que es SUMAMENTE IMPORTANTE seguir las siguientes recomendaciones:
· Dormir bien y hacer ejercicio dentro de casa con regularidad.
· Organizarse y planificarse para tener tiempo para descansar y disfrutar de tiempo para ti mismo.
· No dejar de atender tus propias responsabilidades, cuidado de higiene personal y emocional.
· Poner límites a tus labores de cuidador sin sentimiento de culpabilidad.
· Servirse del apoyo telemático de otras personas que también están en tu misma situación.
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