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Ceremonial Bullerenguero: Saber ancestral del ayer en el hoy

Tercera entrega del “Bullerengue, bajo el embrujo del tambo´”, un especial periodístico para que lo disfrutes y bailes desde la comodidad de tu casa.


Por: Ángela Pertuz


Bailar Bullerengue significa volver al pasado y encontrarte danzando con los negros africanos que un día lucharon por su libertad y defendieron sus raíces; es todo un ceremonial en el que se canta a la vida y a la muerte.


" Bailar es encontramos con nosotros mismos, con las raíces y con el legado que nos han dejado nuestros antepasados. Cada vez que bailo y canto es una conexión con algo que está ahí” afirma Silena Durán, bailadora del grupo folclórico, las Cantadoras del Rio.

En una rueda entorno al tambor Alegre, hombres y mujeres se reúnen para cantar, aplaudir y bailar. La voz líder o cantadora empieza y es seguida por el tamborero, quien llama con su repique a la bailadora.


La mujer es guiada por su oído sincronizado a los latidos de su corazón conectado al repique del tambó; y quien como por arte de magia llega hasta él, al no explicarse como el suave movimiento de sus pies ceñidos al piso y el meneo circular de las caderas, casi inusitadamente la lleva.


Paso 1: el movimiento de los pies siempre es el mismo


En su camino va siendo embrujada por el tambor; en ocasiones, de acuerdo al aire del Bullerengue, este puede suscitar tristezas que brotan del alma o el jolgorio que cobra vida en medio de la multitud.



La mujer va erguida y elegante, hasta que el hombre entra en escena y la corteja en una lucha silenciosa contra el tambó.

“Es una Disputa por el amor de la bailadora… Con los repiques, normalmente, el tambo´ llama la atención de la bailadora diciéndole, “Ven baila conmigo”” añade Silena.

En ese vaivén, la mujer se frota el vientre asemejando el dolor de la maternidad. Al ser el Bullarengue una tradición que se alimenta de la oralidad; cada comunidad, en donde tiene lugar, atribuye su nacimiento a diversas situaciones.



Hay quienes afirma que su origen va ligado a las mujeres en estado de gestación o amas de casa, quienes por estar en el hogar haciendo su quehacer eran privadas de ir a los jolgorios de los pueblos, brotando en ellas pregones que eran respondidos por quién pasaba por la acera.


La mujer, en el ceremonial se cubren el rostro y deja caer la cabeza de lado a lado, mientras bate su pollera de herencia española, pues en época de la colonia las españolas cedían su vestuario a las negras esclavas, de ahí, las faldas pomposas; sus blusas tienen los hombros descubiertos, con risos y portan collares de perlas largo y maquillaje bastante pronunciado.


Por ahí dicen que para aprender a bailarlo solo hay que gozarse el momento y dejarse guiar, por ello, Silena Durán nos explicó cómo hacerlo y nosotros la seguimos.




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