Recientemente fue inaugurada en Barranquilla la sede física de Books Time Colombia, la tienda de libros de segunda mano que busca convertirse en "un nicho donde habiten la literatura, la música y otras manifestaciones artísticas y académicas". Francisco Castillo, su fundador y director, habló con REGIÓN CARIBE ORG sobre este nuevo espacio cultural, el oficio de librero y los libros.
Francisco Castillo, fundador y director de Books Time Colombia
Con 27 años, Francisco es uno de los libreros más jóvenes de Barranquilla. En 2017 abrió en Instagram la tienda virtual de Books Time (@bookstimecolombia) y, con el paso de los meses, empezó a cultivar una base de clientes de todas las ciudades del país. El 5 de septiembre de este año inauguró la sede física en el primer piso de Colabs, en la calle 77 No. 59-85. En esa jornada hubo un conversatorio, una feria de emprendimiento, una presentación literaria, un monólogo humorístico y jazz en vivo.
Días más tarde, volvió a haber jazz. Gianni Bardaro, Nicolás Delgado y Jorge Maestre comenzaron tocando en el patio y, cuando estalló la lluvia hacia las 9 p. m., siguieron improvisando con un virtuosismo feroz en el salón principal de la librería. En esa suerte Tiny Desk Concert impensado, la gente aullaba, taconeaba y asentía con las cabezas húmedas mientras en la calle, vacía de carros y personas, arreciaba el aguacero.
¿Cómo fueron los inicios de la librería?
Mis pininos como librero los di en la Universidad del Atlántico, mientras estudiaba mi pregrado en Historia. En ese tiempo fue cuando creé la cuenta de Instagram. Comencé a vender libros llevado por la necesidad de generar ingresos y mi gusto por la lectura.
No estaba planeado...
No. La vocación se fue formando. Ahora la tengo y puedo decir que amo la labor de librero y que me entusiasma estar cerca de los libros, hablar de ellos. Pero, como te decía, no siempre fue así. En aquella época de necesidad, pensé: “Soy un buen vendedor y de lo que más sé ahora mismo es de libros. ¿Por qué no venderlos?”. Fue una época dura, pero bonita. Allá en la Universidad, un señor de apellido Santos me hizo un espacio en su puesto para que yo también vendiera. A él le debo mucho. Lastimosamente falleció y no pudo ver en lo que se convirtió ese sitio pequeño que él me brindó en aquella época.
En estos tiempos, ¿qué se necesita para ser librero?
Las necesidades van cambiando. Lo primordial es amar los libros y la lectura para no ser un mero comerciante de libros sino, precisamente, un librero. Hoy en día, a eso se suman otras habilidades, como manejar herramientas y estrategias digitales y, por supuesto, conocer el mercado y el ecosistema de los libros, incluyendo editoriales, librerías, autores. También hay que entender que una librería de viejo es totalmente diferente a una de libros nuevos.
A propósito de esto, ¿cuáles son, en tu opinión, las ventajas de una librería de viejo frente a una de nuevo?
Un librero de libros de segunda mano no está obligado a conformar su catálogo con base en lo que las editoriales le dicten, ni en las novedades (eso, por supuesto, no indica que no haya libros recientes: los hay). Acá los lectores también se encuentran con libros antiguos, descatalogados, que en las librerías de nuevo ya no se consiguen. Libros forrados en cuero, con ilustraciones o grabados. Siempre hay sorpresas, descubrimientos. Otra ventaja es el precio. Acá pueden conseguirse libros desde $5.000.
¿Siempre quisiste que Books Time tuviera una sede física o la idea surgió en el camino?
¿Qué me llevó a abrir una tienda física? En primer lugar, que los libros ya no cabían en mi cuarto (risas). Ellos mismos fueron pidiendo una nueva casa. En segundo lugar, que salió una invitación para ocupar este espacio, que coincidió con el buen momento que atravesaba la tienda virtual. Pero, antes de eso, en mi corazón el sueño ya estaba sembrado: que alrededor de este espacio físico se fuera gestando un nicho cultural. En Barranquilla no había librerías donde la música o los conversatorios, por ejemplo, convivieran con los libros. A partir de esa carencia, empecé a visionar Books Time como un puente entre la ciudadanía y la academia y las artes.
¿Cuántos libros aproximadamente tiene hoy la librería?
Aún hay libros sin inventariar, pero calculo que debe haber alrededor de dos mil. La cifra sigue creciendo.
¿En qué criterios te basas para seleccionar tu catálogo?
Inicialmente, he decidido que la curaduría haga énfasis en las humanidades, la literatura de ficción y el arte, pero me he ido abriendo poco a poco a otras áreas y me seguiré abriendo en el futuro. La literatura y la Historia colombianas son algunos de los fuertes de la tienda. En cuanto a los criterios de selección, el primero, desde luego, es que los libros estén en buen estado. El segundo, que correspondan a las áreas de interés que te acabo de mencionar. Pero no es una cosa rígida: los clientes también sugieren. Al final de cuentas, las librerías son lugares construidos entre el librero y los lectores.
De esos dos mil libros que mencionaste, ¿cuál es el más caro y el más barato?
El más caro no es un libro sino una colección de Shakespeare de siete tomos, que va de 1894 hasta 1902: cuesta $700.000. Los más baratos son los libros de $5.000: tengo varios.
¿Cuál crees que es el libro más extraño o valioso que tienes en BooksTime?
Hay muchos. De hecho, tenemos una categoría que se llama “Libros raros y autografiados”. Hay libros firmados por Gabo y Meira Delmar; un tratado francés de anatomía, de 1820; una primera edición del Parnaso colombiano, de Añez, que es de 1887…
Por la misma naturaleza de la librería, tienes títulos y ediciones difíciles de conseguir. ¿Hay algún libro del que, por esa misma razón, te haya costado desprenderte?
¡Muchos! Pero llega un momento en que toca dejarlos que tengan “un nuevo hogar”, como yo digo. Hace poco, incluso, me tocó dejar ir un libro mío que no estaba en venta. Lo dejé por error en la librería y un cliente lo vio y lo compró un día en que yo no estaba. Me costó dejarlo ir, en parte por resignación y en parte por la de pedir que me lo devolviera. Era Esclavitud y libertad en el valle Río del Cauca.
En la librería ya has organizado toques, presentaciones y conversatorios. ¿Qué otros eventos o servicios podría albergar Books Time en un futuro?
Queremos ir abriéndonos poco a poco a diferentes manifestaciones. Ya tuvimos jazz pero queremos tener música clásica. Pensamos en bazares, ferias de emprendimiento, teatro, un cineclub. También estamos planeando producir un podcast. La idea es que haya un espacio para todo: presentaciones artísticas, libros, incluso gastronomía.
Menciona un libro que, como lector, te haya marcado.
Historias de cronopios y de famas, de Cortázar. Lo leí en la adolescencia y cada cierto tiempo vuelvo a pensar en él.
Recomiéndanos tres títulos de la librería.
¿Tres? ¡No, imagínate! (risas). Todos los libros de BooksTime me gustan y creo que deberían tener un lugar y un lector. De ahí que los haya seleccionado. Pero, ya que la pregunta lo exige, voy a mencionar Novelas y Cuentos de Felisberto Hernández, un autor uruguayo que es genialísimo, pero muy poco editado. El segundo, Casa-grande y senzala de Gilberto Freyre: me pareció hermosa la forma en que hace historiografía, con esa narración amena y a la vez apasionante. El tercero sería Poetas en abril, una antología de poetas costeños seleccionados por Eugenia Sierra. Es muy interesante porque recoge a muchos autores y autoras poco conocidos de la región en la década de los 80.
Por último, como gestor cultural y librero, ¿qué opinión te merece la cancelación de Libraq 2021? Los organizadores aducen que el evento no se realizará este año porque no puede organizarse presencialmente. Dicen que lo aplazan hasta 2022, pero muchos sospechan o temen que la cancelación sea definitiva.
No sé si fue una buena decisión. No conozco a profundidad las circunstancias y los detalles, pero creo que tenemos un ejemplo en la Fiesta del Libro a la que fuimos invitados hace poco en Medellín. Fue presencial y hubo una buena asistencia y un buen comportamiento del público. Parece que este gobierno sigue jugando con algunas cosas. Es contradictorio que Libraq, que es la feria más representativa que tenemos alrededor del libro, pase por esto, mientras que los estadios y los centros comerciales se llenan. Es normal que la cancelación del evento genere dudas, porque el argumento que dan no es sólido.
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